Cuando hablamos de dimetilsulfóxido hablamos de un elemento altamente utilizado en el campo comercial, empleado en la síntesis química orgánica y aplicaciones médicas. Se trata de uno de los disolventes más conocidos, siendo en ocasiones considerado como “súper disolvente”. 

A lo largo de las próximas líneas veremos qué más propiedades puede ofrecer el dimetilsulfóxido. Si deseas adquirir la mejor calidad, no dudes en apostar por nuestro almacén de productos químicos. En DC Fine Chemicals tratamos la química fina con la máxima pulcritud. ¡Te esperamos! 

Propiedades analgésicas y antiinflamatorias

Desde los años 50, el dimetilsulfóxido (CAS 67-68-5) se convirtió en un “súper disolvente”, puesto que quedó demostrada su capacidad para penetrar de manera sencilla en los tejidos tanto animales como vegetales. De entonces en adelante, y haciendo hincapié en sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias, su aplicación en varios campos de la investigación química adquirió un notable interés. 

Su presentación es en formato líquido, de carácter orgánico y soluble en agua. La molécula se muestra en una forma piramidal y contiene átomos de hidrógeno, carbono, azufre y oxígeno. Sus dos electrones en el extremo superior le permiten disolver sustancias polares con cargas eléctricas. 

Como bien se mencionaba unas líneas más arriba, el dimetilsulfóxido cuenta con la capacidad de penetrar en los tejidos animales y vegetales sin causar ningún daño, lo que podría deberse a su estructura más bien pequeña y compacta, y en su habilidad para formar enlaces de hidrógeno. Asimismo, su carácter transportador varía según la concentración de la solución: en concentraciones que se encuentran entre el 70% y el 90% sí puede atravesar la piel, mientras que en cifras superiores al 90% su transporte se ve reducido. En este sentido, el peso y la carga molecular también tienen mucho que decir. 

¿Cómo es su producción?

Para ahondar en ello, se debe tener en consideración su precursor: el dimetilsulfoniopropionato. Este se ubica en el interior del fitoplancton y, mediante varios procesos de descomposición, se libera a la atmósfera. Una vez allí, las bacterias realizan su descomposición, pasando así de dimetilsulfoniopropionato a dimetilsulfuro. Este origina el dimetilsulfóxido mediante la reacción con la luz y con el oxígeno, participando en la formación de las nubes. Asiduamente son expulsadas en forma de lluvia, por lo que ciertas cantidades se absorben por las plantas o se retornan al mar cuando caen a la tierra. 

No es de extrañar, así pues, que este elemento sea empleado en cultivos agronómicos. De hecho, los profesionales de dicho sector reportan el importante papel del dimetilsulfóxido en la absorción de pesticidas y de nutrientes a través de las raíces y de las hojas. Cuando este ya se ha absorbido, no se acumula en los tejidos. Contrariamente, se incorpora en los vegetales y los granos y es rápidamente metabolizado y eliminado. 

En el plano animal, tanto estos como nosotros, los humanos, lo eliminamos mediante las heces y la orina, así como también a través de la respiración y de la propia piel. Volvemos a recalcar su carácter inocuo, sin embargo nunca está de más tener presentes qué riesgos potenciales puede conllevar, siendo los más comunes reacciones alérgicas. 

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