Cuando hablamos de selenio hacemos referencia a un elemento químico cuyo símbolo es Se, y su número ordinal es el 34. Pertenece al grupo 16 dentro de la tabla periódica y posee varias propiedades interesantes, según la forma alotrópica que presenten. 

Para conocerlo todo sobre el selenio, sigue leyendo este artículo. Desde DC Fine Chemicals, empresa fabricante de química fina, profundizamos un poco más en el selenio y sus aplicaciones más comunes dentro del campo de la química fina. 

Esencial en multitud de acciones cotidianas

De aspecto gris oscuro o rojo y en formato polvo o cristalino, el selenio se encuentra dentro del grupo de los anfígenos o calcógenos, también conocido como la familia del oxígeno. Dentro de esta, que corresponde al número 16 dentro de la tabla periódica, el selenio convive con otros elementos como el propio oxígeno (O), el azufre (S), el polonio (Po), el telurio (Te) y el livermorio (Lv). 

Se trata de un elemento químico no metálico, mineral y natural. Se encuentra ampliamente extendido en la corteza terrestre, siendo el suelo y las rocas su principal escenario. Aunque su forma pura es complicada encontrarla debido a su carácter reactivo, se presenta en cristales de apariencia hexagonal y de color gris oscuro o negro, mientras que en la naturaleza se encuentra combinado con minerales como el cobre o el plomo, o bien con sulfuro, es decir, formando compuestos. 

Teniendo en cuenta su amplia presencia en la naturaleza, cabe destacar su papel biológico. Así, el selenio describe un oligoelemento en todas las formas de vida que se conocen. Por ello es que asume un rol importante en la alimentación, estando presente en comestibles como el pan, el pescado, los cereales o los huevos, entre otros. El organismo, pues, necesita selenio para funciones tan esenciales y básicas como la reproducción, la actividad de la glándula tiroidea, la producción de ADN o la protección contra radicales libres e infecciones. 

Entre los usos más habituales del selenio se encuentra la cosmética, siendo el sulfuro de selenio muy empleado en tratamientos capilares para combatir la seborrea o el cabello con caspa. Asimismo asume un papel alternativo en la medicación de la enfermedad de Hashimoto, que actúa en las tiroides. El selenio también se utiliza como pigmento en las pinturas, cerámicas, vidrios y plásticos, así como fotoconductor gracias a su capacidad de convertir la luz en electricidad. 

Formas alótropas del selenio y sus propiedades

Al inicio de este artículo se habla de formas alotrópicas. Si bien en el caso del selenio existen varias formas alotrópicas, tan solo tres han sido estudiadas y se conocen al detalle. Así, como ocurre con la gran mayoría de los elementos, el selenio se divide en varias sustancias según su estructura y propiedades, partiendo de una misma composición. 

En cuanto a las tres formas alotrópicas de las que hemos hablado, en primer lugar está el selenio amorfo, cuya apariencia es de color rojo intenso y está compuesto a partir de anillos de 8 átomos. Este funde a 221 ºC y presenta una densidad de 4,39 g/cm3. Si el selenio amorfo rojo se funde, posteriormente es posible enfriarlo para formar una sustancia también amorfa, vítrea y de color negro, que recibe el nombre de selenio negro. Así se conforma una estructura más compleja con anillos entrelazados que alcanzan los 1.000 átomos. Este funde a 180 ºC y ofrece una densidad de 4,28 g/cm3. 

Por último, encontramos el selenio en su forma más estable y de un característico gris metal, cuya forma es la más estable a temperatura ambiente. Nos referimos al selenio gris, que fundamentalmente es fruto del enfriamiento gradual y lento de selenio fundido. Con ello se logra formar cristales hexagonales, dando lugar así al formato que se suele comercializar. Esta funde a 220,5 ºC y cuenta con una densidad de 4,81 g/cm3. En sus inicios se pensó que se trataba de un metal, sin embargo sus propiedades electrónicas coinciden con las de un elemento no metálico. 

Cabe mencionar que ninguna de estas configuraciones de selenio se pueden considerar químicamente estables, ya que al exponerlas al oxígeno del aire dejan de ser puras. Asimismo, el selenio no es soluble ni en agua ni en alcohol, pero sí en éter y ligeramente en disulfuro de carbono. 

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