Cuando hablamos de hialuronato de sodio nos estamos refiriendo a la sal de sodio del ácido hialurónico. Y es que en ocasiones estos dos términos se confunden, siendo el primero un derivado del segundo aunque con algunas diferencias entre ambos. 

A lo largo de este artículo, como fabricantes de química fina en España y en el Reino Unido, se hablará sobre estas dos sustancias y veremos qué aspectos los diferencian. Pero antes, recuerda que puedes navegar por nuestro amplio catálogo de productos químicos y hacerte con aquellos que necesites. ¡Te esperamos! 

¿Qué es el ácido hialurónico y cuáles son sus beneficios?

Podemos encontrar ácido hialurónico sal sódica en nuestro propio organismo, más concretamente en las articulaciones, el cabello, los ojos y la piel. Se trata de una sustancia líquida que se produce de forma natural y que forma parte del colágeno. A medida que pasan los años, la cantidad de ácido hialurónico de nuestro cuerpo disminuye. Esto suele manifestarse en la piel, dejándola menos hidratada y dando lugar a rugosidades y flacidez. Sin embargo, aunque la piel es la principal vía mediante la cual estos signos son más evidentes, el ácido hialurónico sal sódica también se localiza en el líquido articular o sinovial. Gracias a ello las articulaciones están correctamente lubricadas y así pueden funcionar de forma apropiada. 

Teniendo en cuenta lo primero que se ha mencionado, no es complicado suponer el uso que se le da al ácido hialurónico. Así, el campo donde más se emplea es el de la medicina estética, donde se dirige a tratamientos y cremas para frenar los signos de la edad, especialmente en el rostro. Esta sustancia hidrata profundamente la piel y ayuda a recuperar volumen y densidad en el que es el órgano más grande del cuerpo. 

Pero no olvidemos lo segundo que hemos nombrado. Y es que también presenta una función médica cuanto menos interesante, para tratar y mejorar problemas articulares. Eso sí, una inyección de ácido hialurónico debe realizarse cuando el cartílago conserve un mínimo de sus propiedades. Las articulaciones que más suelen recurrir a la aplicación de dicha sustancia son las rodillas, la cadera o los dedos pulgares. 

¿Y el hialuronato de sodio?

Se trata de un derivado del primero, en concreto, es una de las formas de sal del ácido. Y es que, si bien es cierto que el ácido hialurónico sal sódica se encuentra dentro del propio cuerpo, no es considerado un “ingrediente natural”. Esta sustancia alberga un peso molecular elevado, lo que hace que la penetración en la piel sea algo más compleja cuando se apuesta por tratamientos de aplicación tópica, como por ejemplo cremas. 

Con tal de facilitar este proceso de absorción, se suele extraer la sal de sodio que contiene, obteniendo así hialuronato de sodio. Este último cuenta con mayor estabilidad y con un peso molecular más ligero que el ácido hialurónico, por lo que resulta más sencillo que se absorba a través de los poros de la piel. Por ende, es capaz de llegar a las capas más profundas de esta. 

Las soluciones que contienen ácido hialurónico sal sódica, a menudo son algo confusas en sus porcentajes. En relación a ello, el hialuronato de sodio no se presenta en forma pura, sino de solución, habitualmente entre un 1% o 2%. El resto es agua. Y es que si un compuesto contiene más de un 4%, puede acabar provocando el efecto contrario, es decir, resecar la piel. Por ello siempre que tratemos temas de salud es imprescindible consultar a un médico profesional. En este caso, un dermatólogo. 

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